
Cuando los problemas son urgentes, las soluciones deben ser rápidas. Además de la acción social cotidiana y sostenida, existen necesidades inmediatas y radicales: de la noche a la mañana, sin programación, sin aviso, la tierra tiembla, se anega de agua o vomita fuego desde sus entrañas. Cuando sucede, hoy, ahora, ya, hay que rescatar, curar, limpiar, alimentar, alojar, cubrir, reconstruir... Y sobre todo, decir: "no estáis solos".
Cuando la catástrofe, la pobreza o la desgracia nos golpean, necesitamos una mano que nos alimente y un techo que nos cubra. Pero también un gesto, una mirada, una palabra, que nos haga recordar nuestra dignidad de seres humanos, más allá de las circunstancias que en el momento nos oprimen.
Con esta idea, se han conformado equipos de intervención en situaciones de emergencia, en colaboración con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.
